HISTORIA

La casa del Cuatro de Oros se ubica a la entrada del antiguo recinto amurallado de Santa Cruz de la Zarza, muy cerca de una de sus puertas: el Arco de la Villa, único vestigio material conservado en el presente. Las murallas corrían por la calle de las Barreras, a donde abre el portón de un patio de la casa del Cuatro de Oros.

Estas murallas estaban construidas a base de tapial y flanqueadas por torreones de caliza y yeso, según nos informan las relaciones de Felipe II, allá por el año de 1575. Fueron construidas por los nobles cristianos que arrebataron estas tierras a los moros a comienzos del siglo XII, y una parte de sus restos aparece en el restaurante de la casa del Cuatro de Oros.

Alguno de aquellos nobles– veinte hidalgos hubo en Santa Cruz según las crónicas del siglo XVI – debió poseer esta casa que entonces era la conocida como casa de las Dos Puertas y contribuir con su dinero a la construcción de las murallas que formaban la parte trasera del corral o portada originales. Chacones, Pachecos o Manriques de Lara, que por entonces eran los alcaldes del concejo y los señores más poderosos de la comarca.

Precisamente a los Lara, atribuye la propiedad de la casa de las Dos Puertas, una leyenda que explica como Don Juan Manuel de Lara mandó construir una segunda puerta en su casa cuando el rey Carlos III le pidió que acogiese de nuevo a su hija: Dona Ángela de Lara, bajo su techo. “Esta hija había salido del hogar para casarse con Don Alonso Chacón, hijo del enemigo de Don Juan Manuel, y éste juró entonces que su hija no volvería a entrar por la puerta por donde salía para casarse, siendo necesaria la apertura de otra puerta, cuando el rey medió en la reconciliación de ambos hidalgos”.

Dejando de lado las leyendas, se sabe que el escudo de esta casa de las Dos Puertas era conocido como el Escudo del Clérigo, porque perteneció a la familia Cano-Cordido, que habitó en Santa Cruz desde mediados del siglo XVI a finales del XVIII. Estos Cano eran parientes de Melchor Cano, el teólogo del Concilio de Trento, y estuvieron siempre vinculados a la Iglesia, siendo además familiares del Santo Oficio (Inquisición).

A finales del siglo XVIII las familias Bernaldo y Rodríguez aparecen como propietarias del solar y dividen la casa de las Dos Puertas, pasando la parte posterior, aquella adosada a las murallas o casa del Cuatro de Oros, a los Rodríguez. A comienzos del siglo XX, esta familia reforma el viejo caserón, adaptando una vivienda e instalando un molino de harina.

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